La economía busca nuevas maneras
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La economía busca nuevas maneras
Como parte del ciclo de charlas organizadas por los posgrados en sustentabilidad del ITESO, Carmen Lizárraga, académica de la Universidad de Granada, expuso las ventajas de la llamada economía circular, pero también mencionó su lado oscuro.
Édgar Velasco
Uno de los principales objetivos de los gobiernos y las empresas es crecer económicamente. Para los primeros porque en teoría así se podrá mejorar la calidad de vida de las personas; para los segundos, porque así se obtendrán más ganancias. La pregunta que flota sobre este paradigma es: ¿se puede seguir creciendo hasta el infinito en un planeta con recursos finitos?
La respuesta es obvia: no. Por eso han comenzado a surgir nuevos modelos que buscan cambiar el paradigma económico. Estas nuevas propuestas económicas fueron el punto de partida de la charla "Economía circular, ¿camino a la sostenibilidad?", organizada por los posgrados en sustentabilidad del ITESO.
La encargada de la conferencia fue Carmen Lizárraga Mollinedo, profesora de la Universidad de Granada, España, quien señaló que es hasta hace poco, en la década de los noventa, cuando comienza a haber una preocupación por el equilibrio entre economía, sociedad y medio ambiente.
"Antes de ese tiempo eran tres ámbitos de estudio separados, pero a partir de los noventa se empieza a hablar del equilibrio entre los tres y aparecen conceptos como las tres ‘R': reciclar, reutilizar y reducir", explicó la académica y luego planteó una pregunta: "¿De qué hablamos cuando hablamos de sostenibilidad, de la sostenibilidad de la vida o del crecimiento económico?". Así, puso sobre la mesa los dichos del economista rumano Georgescu Roegen, quien señalaba que en términos de economía y consumo no es posible hablar de un crecimiento infinito con recursos que son finitos.
Lizárraga explicó que dentro de la economía ecológica hay dos variables: la sostenibilidad fuerte y la débil. La primera, dijo, es más restrictiva, mientras que la segunda "no pretende modificar el sistema de consumo, ve los recursos no como limitados, sino como sustituibles y apuesta por la economía circular siempre a partir de mejoras tecnológicas que permitan seguir creciendo".
Ya con el concepto economía circular sobre la mesa, la académica destacó que se contrapone al esquema económico lineal (materia prima-producción-consumo-desecho) buscando no generar residuos sino producir a partir de materiales que puedan reintroducirse en la cadena. Sin embargo añadió que esto resulta engañoso porque en el proceso siempre habrá partes que es imposible reincorporar.
Para la académica española el principal problema de la economía circular es que se queda en las buenas intenciones. Señaló que si bien hay similitudes con la sustentabilidad como los compromisos intergeneracionales, la perspectiva global y el trabajo cooperativo y multidisciplinar, las diferencias son notables cuando se busca el equilibrio entre las tres dimensiones.
"La economía circular enfatiza los beneficios económicos y ambientales, pero deja como marginales los aspectos sociales". Añadió que es posible hablar de un lado sombrío de la economía circular, ya que "refuerza el statu quo y no cuestiona la vida hiperconsumista que tenemos. Hasta ahora no ha funcionado porque se queda en puras declaraciones", y remató preguntando, "¿cuán grande será el círculo de la economía circular?".
Aunque tiene aspectos positivos como el impulso del reciclaje, el cambio en la visión de los procesos de producción y una mejora en la conciencia ambiental, Lizárraga subrayó que la economía circular puede ser vista como una manera de limpiarse la conciencia y no cuestionarse el estilo de vida, manteniendo como prioritario el crecimiento económico.
En ese sentido, añadió, lo mejor es "volver a la cercanía, satisfacer nuestras necesidades de consumo en comunidad", y puso como ejemplo el modelo de cooperativas, ya que "permite mejorar el reparto de los beneficios".
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